Basado en hechos reales: Pulsa el botón "enviar"

viernes, enero 06, 2017

Se atusa el pelo nerviosa. Ya no le quedan más uñas que morderse y el móvil sigue sin sonar. Ha salido a dar una vuelta y lo ha dejado en casa, con esa absurda esperanza de que al llegar estuviera el mensaje que tanto ansía. Tampoco se conocen tanto, pero esa jodida química los dejó hechos añicos. 
A veces pasa, a veces te cruzas con alguien y saltan chispas, pero por h o por b, la chispa no prende, no por falta de ganas sino por falta de medios.



Ella vuelva a casa y cruza el umbral de la puerta cruzando los dedos para que él le hubiera escrito. Pero no ha habido suerte. Se sienta frente al teléfono invocando alguna especie de Dios que haga que aquello suene. Pero no hay manera. De repente un sentimiento de claridad le inunda:

¿Por qué tengo que esperar sentada? ¿Por qué si quiero algo no lucho por conseguirlo? 
Pero ¿y si sale mal?

Mira el botón "enviar" como si fuera el botón rojo que en las películas decide si detona la bomba o no. El mensaje lleva escrito horas. O días. Yo diría que incluso semanas. Y de repente, sopesa los pros y los contras en una lista mental y se da cuenta que está harta de esperar y de seguir las reglas del juego. Que ya se ha cansado de hacer lo que se supone que está bien. Lo que los demás esperaban de ella.

ENVIAR

ENVIANDO...

Y un escalofrío recorre su nuca sabiendo que puede salir bien o que puede salir mal, pero se ha quitado esa espinita y ahora si que sí, respira tranquila. 

- Elena: Le he dicho que voy a verle

- Olga: Pero ¿estás loca? ¿Cómo te vas a ir a San Francisco?

- Elena: La vida es solo una y yo ahora quiero vivirla

- Olga: Pero si ni siquiera sabes si le gustas

- Elena: Lo sabré cuando esté allí ¿qué puedo perder?

Ella tenía razón. Tenía poco que perder y mucho que ganar. Como todos. Porque nos pasamos el día metidos en una cueva con miedo a que pueda salir mal, cuando lo único que sale mal es todo aquello que no intentas. Ni siquiera se han besado pero ella va a salir de esa cueva que la retiene para jugársela. 
Así que cogió sus maletas, sus miedos, su sonrisa, pero sobre todo, sus ganas y se largó a San Francisco. Casi nadie se enteró, todos pensaban que estaba de vacaciones con su familia. Solo quería verle y se estaba dando cuenta de que, como en la mayoría de casos, el poder lo tenía ese jodido botón de "enviar". 



Y salió bien. Y vivió algo que le estaba esperando detrás de sus miedos y sus "y si". Y se agarró a la única oportunidad que nos da la vida: esta. Porque no hay más, porque nos pasamos la vida posponiendo momentos y personas pensando que tenemos tiempo. Y os aseguro que tiempo tenemos poco. Que lo que dejas ir no va a volver y luego lo verás pasar y dirás: ¿y si le hubiera dado al botón de "enviar"?

Deja de guardarte todo en tu cabeza y lo que es peor, en tu corazón. Deja de hacer lo que se supone que es lo correcto, o lo que espera tu familia o lo que dicta tu religión. Deja de posponer momentos y personas. Deja de quedarte con las ganas porque crees que está mal. Deja de guardar mensajes en borrador porque no tienes agallas de ser valiente.  Porque hay que dejar de esconder nuestros miedos,
detrás del botón "enviar".

Déjate llevar.
Arriesga y pulsa el botón "enviar".
Porque a veces, te la juegas
y sale bien.
Jodidamente bien...

#PulsaEnviar

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2 comentarios

  1. ¡Que bonito!
    Me ha encantado el post y te felicito por él pero, es tan difícil darle al botón "Enviar" cuando no puedes..., ¿algún truco para salvar ese obstáculo?

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