Basado en hechos reales: Soy bisexual y tú también
viernes, octubre 27, 2017
Me ha llamado nervioso porque tiene algo que contarme. Desde que se separó de su mujer, casi no le veo sonreír. Pero estas últimas semanas ha sido distinto. Como que tiene más ganas de vivir. Supongo que habrá un motivo. Todos siempre tenemos un motivo para sonreír. Y la mayoría de veces esos motivos tienen nombre y apellidos.
Le abro la puerta del portal y escucho sus zancadas nerviosas hasta mi piso. Me besa la frente nada más verme y me dice:
- Mateo: Soy feliz y tengo miedo
Le entiendo, a veces nos da miedo la felicidad. Nos da miedo que las cosas vayan demasiado bien. Pero sé que hay algo más.
- Yo: Jamás tendrías miedo a ser demasiado feliz. Así que dime qué pasa.
- Mateo: Me he liado con Carlos. Yo no soy gay, pequeña. Nunca me han gustado los hombres ¿qué cojones me pasa?
- Yo: Que nos enamoramos de personas. Eso te pasa.
Nos enamoramos de personas. De personas. No de un hombre si eres mujer y de una mujer si eres hombre. Creo que este es uno de los mejores valores que me han enseñado en mi familia. Que el amor no entiende de etiquetas. Nos empeñamos en definirnos como heterosexuales u homosexuales. Fin. Como si en la vida todo fuera blanco o negro. Olvidando que la gama de colores es demasiado amplia como para estancarnos.
Tenemos la necesidad de definirnos como personas y desde pequeños nos enseñan que nuestro corazón solo puede ir en una dirección. Si no va a en esa dirección, no eres "normal". Me aburre oír esto. Me aburre soberanamente este enjambre de prejuicios que rondan en demasiadas mentes. Da tanta pena ver que le ponemos cadenas a algo tan bonito como el sentir. Da tanta pena ver que guardamos bajo llave, el amor que tenemos, por miedo a que nos hagan daño. Da tanta pena ver que no somos capaces de dejarnos llevar...
Siempre me han gustado los chicos, pero el otro día un amigo me preguntaba: ¿te podría llegar a gustar una chica? Y le contesté que "me podría llegar a gustar una persona". Porque no podemos ir por la vida con un guión preparado que nos diga lo que debemos hacer o lo que debemos sentir, porque no podemos ir siempre con pies de plomo porque entonces tanto lastre nos impedirá avanzar, porque no podemos colgarnos una etiqueta que defina el amor que debemos encontrar, porque no podemos elegir entre blanco y negro cuando hay 738723691263 colores entre medias, porque el amor hay que vivirlo, porque pensar fuera de la caja no es pecado... Porque de nuevo, te enamoras de personas.
Soy bixesual, y tú también. Soy heterosexual, y tú también. Soy homosexual, y tú también. Pero sobre todo, somos personas. Sin etiquetas. Sin prejuicios. Y no estoy dispuesta a que nadie me imponga de quién debo enamorarme. Eso lo decidirá mi corazón, sin la pistola de la sociedad apuntando para que siga el camino "correcto".
Tenemos la necesidad de definirnos como personas y desde pequeños nos enseñan que nuestro corazón solo puede ir en una dirección. Si no va a en esa dirección, no eres "normal". Me aburre oír esto. Me aburre soberanamente este enjambre de prejuicios que rondan en demasiadas mentes. Da tanta pena ver que le ponemos cadenas a algo tan bonito como el sentir. Da tanta pena ver que guardamos bajo llave, el amor que tenemos, por miedo a que nos hagan daño. Da tanta pena ver que no somos capaces de dejarnos llevar...
Siempre me han gustado los chicos, pero el otro día un amigo me preguntaba: ¿te podría llegar a gustar una chica? Y le contesté que "me podría llegar a gustar una persona". Porque no podemos ir por la vida con un guión preparado que nos diga lo que debemos hacer o lo que debemos sentir, porque no podemos ir siempre con pies de plomo porque entonces tanto lastre nos impedirá avanzar, porque no podemos colgarnos una etiqueta que defina el amor que debemos encontrar, porque no podemos elegir entre blanco y negro cuando hay 738723691263 colores entre medias, porque el amor hay que vivirlo, porque pensar fuera de la caja no es pecado... Porque de nuevo, te enamoras de personas.
Soy bixesual, y tú también. Soy heterosexual, y tú también. Soy homosexual, y tú también. Pero sobre todo, somos personas. Sin etiquetas. Sin prejuicios. Y no estoy dispuesta a que nadie me imponga de quién debo enamorarme. Eso lo decidirá mi corazón, sin la pistola de la sociedad apuntando para que siga el camino "correcto".
Nos enamoramos de personas.
Y en el amor, cada cual pone sus reglas...
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1 comentarios
B R A V O - B R A V O
ResponderEliminarNada más que añadir, está todo dicho!
Besos, xx
Irene