Basado en hechos reales: Eres un rata

El otro día escuché a un periodista en la radio que decía, que él había perdido amigos por dos motivos: o porque siempre llegaban tarde o porque siempre se les olvidaba la cartera en casa. Y qué razón tenía. Antes se hacía lo típico para no gastar saldo de nuestro móvil: Me he quedado sin batería
¿me dejas llamar? Y ahí empezó el declive. Eso de olvidarse la cartera en casa es una táctica común de mucha gente. O recibir una llamada a la hora de pagar. O que se te olvide que siempre te invitan. O que nunca lleves efectivo. O que nunca tengas cambio. O que todavía no hayas cobrado. O que simplemente, seas un rata.

"Es de bien nacidos, ser agradecidos" pero parece que a muchos se le olvida. Y ahí estás tú, con la cara de pardillo y la tarjeta en la mano. Porque al contrario de tu amigo el rata, tú eres Billy "el rápido" y cuando te traen la cuenta, te haces el más rápido del Oeste y lanzas tu tarjeta cual samurái, para interceptar en el aire la tarjeta de tu otro amigo pardillo que siempre se pelea por pagar. Y ahí, está el rata como si la cosa no fuera con él, contando estrellas en un restaurante con techo o repasando las baldosas del suelo.

Me gusta la gente detallista. Y eso pasa por darle menos importancia al dinero. Y por no tener la cartera pegada al bolsillo. No me importa pagar, pero señores, no soy el banco de España. Me gusta invitar, me gusta sentirme cómoda invitando. Pero no me gusta que me lo impongan o me lo obliguen. No me gusta tener que pagar por obligación porque me "toca" por el simple hecho de que el otro sea un rata y en el momento de pedir la cuenta, se haga un "tengo que ir al baño". Y ya nunca más se supo.

Me gusta la gente que es detallista en la medida de sus posibilidades. No la gente aprovechada. No me gusta darlo todo y que luego me digan "me debes un euro del café". Se me caería la cara de vergüenza. No se puede estar abierto a recibir y que luego se nos olvide que también hay que dar un poquito. Ser rata es un don que mucha gente tiene y que debería erradicarse. No me gusta.

Y siempre que vivo un "no tengo suelto", un "mañana te invito yo" que nunca llega, un "me debes un euro pero gracias por llevar cuatro días pagándome todo, un "yo solo pago lo que me he comido", un "no he cobrado", un "me lo pones tú" que mañana te lo doy y que ese mañana se convierte en el cuento de nunca acabar, un "dame tu cuenta que te lo ingreso" y resulta que han atracado mi banco, han cogido quince rehenes y justo los cien sucios euros que tenía en mi cuenta son lo que se han llevado...siempre que vivo algo de esto, llamo a mi amiga Planelles. Cuando descuelga le digo: tú que me entiendes. Ella también juega como yo a los samuráis lanza tarjetas.

Así que la próxima vez que se te quede la cartera pegada al bolsillo, cada vez que te entre un apretón cuando traen la cuenta, cada vez que tu móvil se quede sin batería, cada vez que se te olvide la tarjeta en casa, cada vez que se te pase por la cabeza ser una sucia rata...Recuerda: hay muchos samuráis en el mundo. Y te están vigilando.