Basado en hechos reales: La teoría del banquillo

viernes, noviembre 17, 2017

Mil facturas rodean mi mesa y mi teléfono no para de sonar. Pero ella llega y se sienta a mi lado, sonríe: "Cuéntame algo divertido porfa". Y dejo todo para enumerarle mis amores quinceañeros, de esos que solo me quitan el sueño cuando estoy con ellos. Me gusta contárselo a ella porque siempre me da buenos consejos. No es de esas amigas mías que se llevan la mano a la cabeza cuando hago algo que no es "lo correcto" o "lo que se espera". Ella es de esas que te dicen que la vida es para vivirla y que hay demasiadas cosas divertidas como para perdérnoslas. Y ese día me habló de su famosa TDB.

Ilustración de Sara Herranz

Bea Iguarán. Esa es ella. Y esta es la ley no escrita de la archiconocida, mística, fabulosa y poderosa Teoría del Banquillo. En sus pala:

  • La TDB es tan antigua como la propia especie humana. Se dice que el neandertal y el homo erectus – y sobre todo el homo erectus – ya practicaban la TDB en sus primigenias formas de relación y cortejo
  • La RAE define la TBD como “el método por el cual un hombre o una mujer dotados de la capacidad de amar y ser amados se esfuerzan por construir vínculos emocionales o físicos con diferentes personas a la vez - aunque no necesariamente al mismo tiempo - con el único fin de contar siempre que lo deseen con una opción amatoria o emocional adaptada a las necesidades del momento”.
  • El banquillo es una cosa maravillosa. Es ese conjunto de personas que sabes que tienes siempre ahí, para ti. Para fo---r, para hacer el amor, para darle calorcito a tu mantita, para reírte. Tú sabes que les tienes y ellos “se saben tenidos por ti”. Esto es muy importante, porque para que la teoría del banquillo funcione, traiga buen karma, traiga diversión y no traiga lágrimas, es obligatorio que tanto los que están sentados en tu banquillo como tú mismo estéis en esa situación de forma voluntaria. Todo el mundo con las cositas claras, sin engañitos de por medio, sin generarle a las buenas gentes expectativas que no son. El banquillo sólo es banquillo cuando es LEGAL. Si no, es…otra cosa que acaba mal.
  • Me gusta pensar que esto es como el reciclaje de vidrio: un círculo perfecto. Todos tenemos un banquillo y a la vez formamos parte del banquillo de alguien. Hay que asumirlo. Esto es así. Inshallah.
  • El banquillo de cada uno va cambiando con la vida. Hay gente que sale de tu banquillo y vuelve al cabo del tiempo, personas que se van incorporando y se quedan para siempre, otros que (se casan!) y no vuelven jamás… Mi experiencia ha sido sobre todo con los banquillos temporales, por épocas de mi vida  “Mi banquillo de los 30” “Mi banquillo de los 20” “Mi banquillo del sitio de veraneo”… Bueno y luego está claro que hay gentes que aunque cumplamos 80 años, nunca se mueven del banquillo. Esos son tus GALÁCTICOS LEALES DEL BANQUILLO  Esa gente te quiere más que tus padres. Puedes estar seguro.
  • Cosas a tener en cuenta para poner en práctica una buena TDB:
    • Hay personas que nacen para tener banquillo (o ser banquillo de alguien) y otras no. Y no es mejor ni una cosa ni la otra. Hay que conocerse a sí mismo para estar cómodo  y contento.  Para que la TDB se cumpla de verdad no debe generarte dependencia emocional de personas que están en otro punto distinto al tuyo. Cuando pasa esto…ya no mola
    •  ROTACIÓN, ROTACIÓN, ROTACIÓN. El banquillo hay que renovarlo, para que fluya, para que no pierda su función divertente. Hay que acoger new people de colores para expandir horizontes y saber decir adiós con cariñito a aquella people que ha pasado a otra fase o que ya no te vienen bien para tu fase.
    • Está prohibido mantener o animar banquillos si estás en una relación estable o si los del banquillo quieren algo más que ser banquillo. Eso es de mala gente. Mal. Caca.
    • El banquillo es muy terapeútico: sube el ego y te ayuda a no obsesionarte con personas ni ideales de vida (quiero esto, casarme, ya debería tener hijos…blablablabla). Es muy mindfulness porque disfrutas del presente. Y eso te relaja. Y cuando te relajas estás muy bien contigo mismo y justo es entonces cuando , sin darte cuenta, surgen cosas muy relevantes.
    • Hay gente del banquillo que desaparece de tu vida sin más y no pasa nada. Pero en los banquillos también se hacen grandes amigos para siempre y muchas veces grandes amores de los de para siempre.
Bendito banquillo. Eso pensé. Qué maravilloso es poder tener personas con las que compartir momentos sin necesidad de querer compartir toda tu vida. El banquillo me ha enseñado a que depende del partido, necesitas sacar a un jugador u otro. Tener un banquillo, como dice Bea, es divertido cuando ambas partes saben que forman parte de un banquillo. Y todos tan felices. Luego hay personas que creen tener banquillo y lo que tienen es una dependencia emocional súper dañina de gentes que buscan otras cosas (normalmente más informales) diferentes a las que buscan ellos. Y eso no es guay. Y no es banquillo. Hay gente que se llevará las manos a la cabeza. Personas que solo creen en cuentos de hadas y en relaciones perfectamente estructuradas. Esas personas que piensan que hay que hacerse valer y esperar a que te busquen. Pero a ti que ni se te ocurra mover un dedo. Personas que si no comen perdices no hay final feliz. Y yo soy más del amor caótico. De ese que aporta sin consumirnos. Pues eso, más de momentos que de entrega. Por ahora. Quién sabe en un mañana.  Ahora solo sé que mi banquillo tiene unos magníficos fichajes. 


Y ahora levántate del banquillo.
Que empieza el partido

#LaTeoríaDelBanquillo

Gracias Bea por escribir algo tan maravilloso. ¡Vivan los banquillos!


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