Basado en hechos reales: Cuando me salí de la fila
viernes, octubre 03, 2014
Todavía recuerdo aquel juego que nos propusieron en secundaria: di qué opinas sobre la persona que tienes a tu lado. A mi lado se sentaba Miguel. Venía de otro colegio y sus ojos irradiaban una constante felicidad. Mientras toda la clase esperaba su alegato sobre mí, él me miraba y me sonreía: "Eres distinta. Siempre lo he pensado. No porque siempre hayas sido la delegada, ni porque saques buenas notas. No eres una de esas niñas sacadas de una producción en serie de Barbies. Eres distinta y especial". Y ese día guardé con llave aquellas palabras.
Ilustración de Carmen García Huerta |
El día que me salí de la fila. El día que me negué a ser una muñeca más, sacada de una cadena de producción. El día que me salí de la fila y me di cuenta de que el camino correcto no es el que nos intentan marcar, sino el camino que te marca. Que te marca para lo bueno y para lo malo: en lo bueno haciéndote feliz y en lo malo, enseñándote. Que es más de lo que se puede pedir.
El día que me salí de la fila. El día que aprendí que aquí estamos de paso y que yo y solo yo, seré la responsable de pasar de puntillas o dejar huella. Que no hace falta querer calar en todos los que te rodean, que vale más calar en quien realmente merece la pena.
El día que me salí de la fila. El día que dejé de hacer lo que los demás esperaban y empecé a hacer lo que yo necesitaba. Que escucharse a uno mismo está infravalorado y que en nuestra mente guardamos batallas dignas de ser escuchadas. Pero no escuchadas por otros, sino por ti mismo.
El día que me salí de la fila. El día que empecé a dar sin esperar. Y mira si cuesta. Porque cuando te preocupas mucho por alguien y tú le importas lo mismo que el frutero de un barrio que no es el tuyo, duele. Pero poco a poco aprendes. Porque esperar que alguien actúe como tú esperas, sólo te hará esperar algo que nunca llegará.
El día que me salí de la fila. El día que decidí no callarme lo que inundaba mi mente o lo que me rasgaba el corazón. Porque todo lo que nos guardamos se convierte en ruido. Y quién puede dormir cuando hay obras.
El día que me salí de la fila. El día que descubrí que en mi cuerpo mando yo y que el placer no es pecado. Que cuando te quema la piel, te sientes más vivo. Y que morderse el labio es sinónimo de incendio. Y joder como me gustan.
El día que me salí de la fila. El día que te cruzaste en mi camino. El día que quise que nos saltáramos las normas. El día que me negué a seguirlas y dejé que ellas me siguieran a mi. Porque tú estabas prohibido y ahora quién va a pisar el freno.
Yo me salgo de la fila.
Tú eliges si te quedas en ella
Yo quiero arreglar el mundo.
Y comérmelo.
Porque la vida son dos días.
Y yo quiero jaleito
#YoMeSalgoDeLaFila
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