Basado en hechos reales: Me iré sin hacer ruido

Un día me iré. Me iré sin hacer ruido. No creo ni siquiera que lo notes. Pero me iré. Recogeré la poca dignidad que me quede. Meteré mis ganas en una maleta. Y me daré por vencida. Y sí, me iré. Sin hacer nada de ruido.

Ilustración Sara Herranz

Y pasará el tiempo. Las horas, los días, incluso semanas. Llegarán a pasar meses. Y algún día mirarás hacía atrás y no estaré. No estaré esperando, no estaré ahí. Preguntarás que qué fue de mi. Mirarás a todos lados, extrañado, buscando mis ojos. Esos que siempre te esperaban como el perro que abandonan y permanece quieto, esperando que vuelvan a por él. Cruzando los dedos para que supieras que yo estaba ahí. Pero no estaré. 

Porque me habré cansado de mendigarte amor. Me habré cansado de esperar a que comas por si caen migajas al suelo y conformarme con eso. Con las migajas. Me habré cansado de darte la vida y que tú solo me la hayas quitado. Me habré cansado de esperar a que dejes de soltar mi mano y por una vez la sostengas. Me habré cansado de que me puedan mis ganas. Me habré cansado de que seas todo y yo sea nada. Me habré cansado de mirar y que disimules. Me habré cansado de dar. Y de dar. Y de dar, y de dar, y de dar. Y no recibir nada. Cariño. O un abrazo. Me habré cansado de cansarme. Y ya será tarde.

Por eso me iré.

Y no haré ruido.

Y al principio no notarás nada. Pensarás que nada has perdido. Pero irá pasando el tiempo, y te acordarás de mi los días impares. Y a veces se te hará raro no escuchar mi voz. Mirarás el teléfono extrañado porque nunca aparecerá mi nombre. No estará mi mano para levantarte cada vez que te caes. No estarán mis risas ni mis prisas. No estarán mis ganas. A veces me buscarás en otros ojos.  Preguntarás a unos y a otros que dónde me he metido. Se te hará raro que los días pasen y yo ya no esté. Me compararás con otras. Pero no estaré. No habrá perro esperando las migajas.