Basado en hechos reales: Un mal polvo
viernes, marzo 02, 2018
Carlos es el típico guapo de instituto. Ese por el que todas suspiraban cuando iban a educación física. El que tenía cuerpo de hombre cuando a la mayoría de la clase todavía no le había salido bigote. El que venía con moto a clase y era capitán del equipo de rugby. Tenía definido su cuerpo como el David de Miguel Ángel. Carlos había sido el motivo de más de uno de nuestros suspiros y seguro, que protagonista de muchos sueños subidos de tono.
Ilustración The Moon Spells |
Hacía mucho tiempo que le habíamos perdido la pista a la gente del colegio, así que de repente fue casi mágico cuando a lo lejos vimos a Carlos. Estaba apoyado en la barra de aquella discoteca, mientras hombres y mujeres le revoloteaban. Y nos vio. Cruzó la mirada con nosotros y una sonrisa se dibujó en su cara. Aquello solo era el principio. Compartimos con él bromas, recuerdos y alguna que otra confidencia. Y sus ojos se iban hacía Michelle. Michelle tenía en su mano, cumplir con el sueño de todas aquellas quinceañeras. Se acabó la noche y se fueron comiéndose a besos.
A la mañana siguiente yo me mordía las uñas por saber cómo había acabado aquella noche. En mi cabeza solo había dos combinaciones posibles: genial o increíble. Fin. No podía haber más opciones hasta que las llaves encajaron por la cerradura y vi cruzar a Michelle, el umbral de la puerta con su cara de: ¿por qué a mí?
- Berta: Por favor, dime que no se ha repetido lo de la "micro leyenda*"
(*La micro-leyenda es a lo que vulgarmente llamamos a encontrarse con algo pequeño. Muy pequeño. Y sí el tamaño no importa pero según Michelle, aquella vez, en la playa con un alemán de metro noventa aquello era MUY MUY MUY pequeño).
- Michelle: Ojalá hubiera sido eso, porque por lo menos se hubiera esmerado. No, simplemente fue un mal polvo. Bueno, o el peor polvo de mi vida. Como si hubieran puesto a un zurdo a coser un traje de flamenca con la mano derecha, así de compenetrados estábamos. Madre mía, yo solo rezaba porque aquello terminara y poder irme a mi casa.
- Berta: Bueno, mira el lado positivo, por lo menos bajaría bien a downtown...
- Michelle: ¿Downtown? Mira, ¿has visto cuando en las películas el corta césped se vuelve loco y empieza a moverse sin ritmo y sin sentido y arranca el césped en vez de cortarlo? Pues así bajó a ¡downtown! Por favor, dime que lo tuyo fue Cenicienta* y hubo jaleito.
(Los polvos Cenicienta son aquellos en los que el zapato es de tu talla. El zapato de cristal te encaja y podéis pasaros la noche bailando. O la vida. Como anillo al dedo).
- Berta: Fue Cenicienta.
- Michelle: Poco se habla de ello. Hasta que se te cruza un Carlos en la vida y te das cuenta de qué maravillosos son los polvos Cenicienta.
- Berta: Tienes razón. Fue como una partida de tetris donde desde el principio las piezas encajan sin esfuerzo. Y te das cuenta de que algunas manos estaban destinadas a cruzarse, aunque no sea para siempre, aunque para siempre dure un segundo. Y es como si no hiciera falta hablar porque vuestros cuerpos se han puesto de acuerdo. Como si el manual de instrucciones viniera incorporado y el placer, fuera asignatura obligatoria. Una jodida asignatura obligatoria.
- Michelle: Pásame el vino. O mejor, el tequila. Va a ser una noche larga.
(Los polvos Cenicienta son aquellos en los que el zapato es de tu talla. El zapato de cristal te encaja y podéis pasaros la noche bailando. O la vida. Como anillo al dedo).
- Berta: Fue Cenicienta.
- Michelle: Poco se habla de ello. Hasta que se te cruza un Carlos en la vida y te das cuenta de qué maravillosos son los polvos Cenicienta.
- Berta: Tienes razón. Fue como una partida de tetris donde desde el principio las piezas encajan sin esfuerzo. Y te das cuenta de que algunas manos estaban destinadas a cruzarse, aunque no sea para siempre, aunque para siempre dure un segundo. Y es como si no hiciera falta hablar porque vuestros cuerpos se han puesto de acuerdo. Como si el manual de instrucciones viniera incorporado y el placer, fuera asignatura obligatoria. Una jodida asignatura obligatoria.
- Michelle: Pásame el vino. O mejor, el tequila. Va a ser una noche larga.
Porque como una vez me dijeron.
El sexo es como el mus:
Si no tienes una buena pareja,
más te vale tener una buena mano
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