Basado en hechos reales: Éramos sexo sin amor

viernes, marzo 23, 2018

La vida ya la habíamos dejado al azar y supongo que eso es lo que nos llevó hasta aquel mensaje. No te parecías a lo que yo esperaba y entre tantas respuestas, le di a enviar. Media vuelta y a lo mío. Pero supongo que a veces el azar es caprichoso y ese mensaje llegó de vuelta. De pequeña me dijeron que quien juega con fuego se quema, y decidí meterme de lleno en el incendio.

Regards Coupables

Quien juega con fuego se quema y estaba claro, que nosotros íbamos a quemarnos. Ni siquiera sabía cómo sonaba tu voz en las distancias cortas, ni sabía hasta donde llegaban aquellos tatuajes, no sabía si eras más de rubias o de morenas, ni sabía cuál era el olor de tu piel, no sabía si besabas con los ojos abiertos o los ojos cerrados... No sabía nada de ti y de repente, quería saberlo todo. Y allí se instalaron esas jodidas ganas de las que solo entienden las cuentas pendientes. Y sin haberlo buscado, el puto azar quiso que te convirtieras en la mía. De pequeña me dijeron que quien juega con fuego se quema, y decidí meterme de lleno en el incendio.

Y empezaron los tira y afloja, tus idas y venidas y las despedidas. Y cogí mis ganas y me las guardé como pude. Como aquel que abandona su casa deprisa y tiene que guardar como puede todas sus pertenencias en una maleta. Me dejaste a medias y fuimos como esa película que sabes que te hubiera gustado el final, pero que el sueño te pudo. Y carretera y manta, y te borré de mi vida como aquel que borra la escena de un crimen, intentando no dejar ningún cabo suelto, porque así, no habría vuelta atrás. Tú volaste rápido y no dejaste migas de pan, así que tenía claro que habrías olvidado el camino de vuelta. Pero supongo que tienes buena memoria, porque te acordaste del camino y me grabaste el primer "joder" de una larga lista. Joder como resumen de algo incontrolable. Y decías que a veces mis ojos se te clavaban y que querías pero no podías. Pero que te morías de ganas. Y pude hacer como si nada pero ya me dijeron una vez que "nada deja peor sabor de boca, que las cosas que nunca llegas a probar". Y supongo que llevaban razón con aquello de que las ganas deben ganar siempre a las dudas. De pequeña me dijeron que quien juega con fuego se quema, y decidí meterme de lleno en el incendio.

Nos convertimos en sexo sin amor. Así que lo único que sabría de ti, sería lo que me contara tu cuerpo. Y crucé la jodida línea de aquella puerta y en ese momento supe que no había marcha atrás. Me saludaron tus labios y me regalé a tus manos. Como aquel que cierra los ojos y salta desde el quicio de un puente, abandonándose a la suerte de un arnés. Mientras que la piel me ardía y me estallaba la respiración, que hacía explotar mi pecho con cada caricia. Y ahí estaba tu voz, que me inundó la cabeza con un: "Por fin". Te besé hasta el último recoveco de tu cuerpo marcando con mi boca cada uno de tus lunares, como si de puntos cardinales se tratasen. Recorrí con la punta de mi lengua jirones de tu piel para acabar perdiéndome entre tus brazos. Y aquella chispa que prendía era solo el preludio de un incendio. Me mordiste la risa y anclaste tus pulgares a mis caderas, haciendo que en cada compás perdiera un poco más el norte. De pequeña me dijeron que quien juega con fuego se quema y yo ya me había quemado. 

Éramos sexo sin amor pero tenía claro que yo perdería. Que en la mesa había rojo y negro y yo había apostado todo a una escala de azules. Porque no sabía nada de ti y a veces me apetecía. Me apetecías. Pero ya sabíamos todos que la curiosidad siempre mató al gato. No quedaban dudas de que no saldría ilesa, porque cada vez que volvías, tus palabras hacían que se me estremecieran las piernas. Porque contigo aprendí qué significa perderse entre unas manos. Esas manos que recorrían mi cuerpo nada más pisar la línea de aquella puerta. Pero yo tenía claro que en este juego, yo no era tu única partida. Y sabía que saldría mal porque tú ya me habías marcado la fecha de caducidad. Por eso, solo tenía que esperar el momento en el que volvieras a desaparecer. Aun así, aun sabiendo que quien juega con fuego se quema, decidí seguir cruzando la línea de tu puerta. 

Éramos sexo sin amor.
Con la fecha de caducidad puesta.
Pero mientras,
fuimos una cuenta pendiente,
un incendio difícil de controlar,
una historia sin acabar,
y ganas,
muchas ganas...

#ÉramosSexoSinAmor

Sígueme

Instagram @nosoytuestilo
Twitter @nosoytuestilo

No puedes perderte:
Basado en hechos reales: Un mal polvo
Basado en hechos reales: Las mujeres no se tocan solas
Basado en hechos reales: No caerás en la tentación
Basado en hechos reales: Sal de la Jaula
Basado en hechos reales: Me iré sin hacer ruido
Basado en hechos reales: No te líes con él
Basado en hechos reales: Acostarse en la primera cita
Basado en hechos reales: Que le jodan a lo correcto

You Might Also Like

0 comentarios