Basado en hechos reales: ¿Doy el primer paso?

Huele a tostadas recién hechas y al acercarme a la cocina, una jarra de zumo de naranja y tarta de manzana, me esperan. Mónica se gira y me sonríe. Hace un gesto con la mano invitándome a sentarme. Siempre ha sido una perfecta anfitriona, sobre todo, en los días que toco fondo y corro a sus brazos en busca de consuelo. Jamás me dice lo que quiero oír, pero por lo menos tengo claro, que siempre me dirá con sinceridad lo que piensa. 

- Yo: He dormido fatal, no he parado de darle vueltas a mil cosas

- Mónica: ¿Te has dado cuenta que haces difícil las cosas más simples?

- Yo: Lo sé Mónica, pero y ¿qué hago?

- Mónica: Olvidarte. ¿Por qué no me hablas del chico ese que conociste el otro día?

- Yo: Qué bien se te da cortar por lo sano jaja Y el chico ya te lo dije por teléfono: es muy inteligente, es gracioso y encima es muy guapo. Algo malo debe tener...

- Mónica: ¿Y qué ha pasado?

- Yo: Nada ¿qué va a pasar? Parecía que me hacía caso pero ya no. No sé, lo único que quiero es tomarme un vino con él. Me apetece saber de él ¿es raro doctor? jaja

- Mónica: ¿Y a qué esperas? 

- Yo: ¡Pues a que me lo diga él!

Sí, amigos. Y así es como ella se murió esperando a que él diera el primer paso. Porque quizás a él no le apetecía ese vino, porque quizás él no se imaginaba que a ti te apetecía ese vino, porque quizás a él le daba vergüenza invitarte a un vino...PORQUE QUIZÁS. Porque quizás vivimos/vivo un poco anticuada con eso de esperar a que vengan a rescatarnos en un caballo y quien dice rescatarnos en un caballo dice INVITAR A UN VINO. Soy de las echadas para delante con todo menos para dar ese paso. El primero. Y me refiero a un primer paso, de abrir fuego amigo. Así que ya ni hablemos de batallas. Tan solo quiero saber un poco de ti. Me apetece. Me apeteces. Pero qué difícil es juntar esas cinco palabras: te invito a un vino. Por si me dices que no, por si te ríes, por si piensas que soy estúpida, por si no lo entiendes. Yo, que siempre fui de defender eso de que el "no" ya lo teníamos. Y aquí estoy guardándome las ganas porque las mujeres deben esperar a que las busquen. Y a mí que me sorprende este pensamiento retrógrado pero que está ahí. Sin más.

No entiendo que tengamos esta manía de hacer difícil lo fácil, de dar mil rodeos en vez de ser claros. ¿Os imagináis cuantos quebraderos de cabeza nos evitaríamos si fuéramos claros? Si dijéramos me apetece un vino contigo o que compartamos botella toda la vida. O quizás un "lo siento, soy más de cerveza".  Si fuéramos claros todo sería más fácil. Igual hasta yo daría el primer paso. Dar el primer paso no significa jurarte amor eterno. Significa un "hola, estoy aquí y me he acordado de ti". A mí, me pasa eso contigo. A veces me acuerdo de ti. Y es raro porque acabas de aterrizar. Pero ahí estás. Siendo poco claro como para que alguien coja carrerilla y se tire a la piscina sin miedo. Es lo malo de las piscinas, que a veces tomamos la fuerza suficiente como para saltar y en el aire nos damos cuenta de que no había agua. Aun así, nos sentimos plenos porque hemos tenido la valentía de tirarnos al agua. Y a mi cuando te veo, me dan ganas de tirarme a la piscina sin mirar tan siquiera si hay agua...

Así que: O doy el primer paso,

o das el primer paso.

Pero no sigamos aquí parados.

Que estoy esperando a que me digas 

que te apetece una copa de vino.

Para decirte, que yo espero que sean dos. 

Pues eso, que me apetece una copa de vino.

O me apeteces un poco tú.

#DoyElPrimerPaso